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Nicole Estrada (ella), NISGUA Internacionalista actual, escribió esta carta durante la pandemia de COVID-19 y los levantamientos de Las Vidas Negras Importan.

 Imagen de un sendero mágico en Birmingham, AL

Imagen de un sendero mágico en Birmingham, AL

Queridxs amigxs, familia, y compañerxs,

Oficialmente es la temporada de Leo, y muchas cosas han cambiado desde la última vez que les escribí. He estado trabajando de forma remota en Birmingham por 4 meses y en ese tiempo he sentido muchas cosas. Rabia por cómo estos momentos de crisis siempre afectan desproporcionadamente a las personas más marginadas, pena por toda la pérdida de amor y vida que en muchas maneras pudieron ser  prevenibles, agradecida de poder pasar mi primer verano en el sur en mucho tiempo y aprender a amar un lugar que antes se sentía dañino, inspirada al  ver todo el trabajo increíble y la organización que está pasando por todos niveles en el mundo, y afortunada de tener un trabajo que me importa. Todos los días hago llamadas a las personas que acompañamos para ver cómo están y poder comprender y responder mejor su situación actual. Este trabajo me da mucha resiliencia y esperanza en saber que, incluso a través de fronteras y durante una pandemia, seguimos pendientes, chequeando cómo estamos, y continuando en nuestra solidaridad mutua.

Al principio me costó mucho comenzar esta carta porque hay tantas cosas sucediendo en Guatemala y los EE.UU. que no sabía en qué concentrarme. Pero de verdad, todo está interconectado: este momento nos ha mostrado con muchísima claridad que la violencia y la represión histórica y estatal arraigada en el capitalismo, la supremacía blanca, el heteropatriarcado, etc. es la pandemia verdadera. Desde el movimiento de justicia transicional en Guatemala para #NoMásImpunidad que busca responsabilizar a las personas que cometieron crímenes de lesa humanidad y genocidio, hasta los llamados para #LiberarATodxs y #AbolirICE y #DesfinanciarLaPolicía y exigir #JusticiaParaGeorgeFloyd y todas las demás personas negras que han sido asesinadas y heridas por la policía: estos movimientos están interrelacionados.

Algunas de las personas que acompaño trabajan en el caso CREOMPAZ en Guatemala. Para dar un poco de contexto, CREOMPAZ fue un centro militar en Cobán, Alta Verapaz durante el Conflicto Armado Interno de Guatemala (CAI). Durante el CAI, se conocía como Zona Militar 21 y funcionaba como un centro de detención y ejecución clandestina. Actualmente es una base de entrenamiento de personal de las Naciones Unidas de mantenimiento de la paz. Entre 2012 y 2015, la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) realizó exhumaciones en CREOMPAZ y encontró 558 restos humanos, haciéndolo el caso más grande de desaparición forzada en América Latina. Ocho ex-militares están siendo juzgados en el caso CREOMPAZ por crímenes de lesa humanidad.

Imagen de grafiti que dice, “No a la amnistía, si a la justicia. Si hubo genocidio.”

Imagen de grafiti que dice, “No a la amnistía, si a la justicia. Si hubo genocidio.”

A partir de mayo, cinco de los sindicados, actualmente en prisión preventiva u hospitales militares, recibieron audiencias en las que solicitaron una revisión de sus medidas cautelares que pretendía ponerles bajo arresto domiciliario, citando la pandemia de COVID-19 como un riesgo para su salud. El Organismo Judicial ha cerrado casi completamente y dice que está realizando sólo audiencias esenciales debido a la pandemia. Sin embargo, los tribunales priorizaron estas audiencias para ex-militares acusados por actos de genocidio y continúan retrasando el avance de otros casos de justicia transicional. El llamado de nuestrxs compañerxs y lxs sobrevivientes del CAI es claro: justicia por los crímenes de lesa humanidad y genocidio del CAI–no más impunidad. Vemos que el estado sigue protegiendo los intereses de los militares, las empresas, y la oligarquía a expensas de las comunidades campesinas e indígenas a través del racismo, la corrupción, y la impunidad.

Esta violencia perpetuada por el estado también está íntimamente ligada a la migración. Durante el CAI, muchos pueblos indígenas tuvieron que salir de Guatemala porque no era seguro para ellxs quedarse en sus comunidades. Esta tendencia continúa hoy debido a la protección gubernamental militarizada de los megaproyectos que afecta a defensores indígenas de la tierra y debido a la falta de oportunidades económicas para que las personas puedan sobrevivir, entre otras razones. En sus procesos de migración, las personas son criminalizadas y detenidas por agencias gubernamentales hiper-militarizadas como la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP en inglés) y la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE en inglés) en los EE. UU.

La detención y el encarcelamiento son inhumanos e ineficaces SIEMPRE y especialmente durante una pandemia. Las personas enjauladas no pueden practicar el distanciamiento social y no reciben suministros adecuados, como jabón y mascarillas, para ayudar a prevenir la propagación del COVID-19. Las transferencias dentro de los EE. UU. y las deportaciones están contribuyendo a la propagación del virus. Durante mi tiempo en Birmingham, he estado involucrada con Cerrar Etowah, una campaña abolicionista compuesta por personas y organizaciones que buscan cerrar el Centro de Detención del Condado de Etowah (ECDC en inglés) y la Cárcel del Condado en la ciudad de Gadsden, AL. El ECDC es conocido por su mala reputación de una larga historia de abusos de los derechos humanos y pésimas condiciones . Hemos participado en la campaña nacional de #LiberarATodxs en respuesta a la pandemia, exigiendo que lxs detenidxs y encarceladxs sean liberadxs como una forma de prevenir un brote masivo.

 Imagen de una manifestación de Cerrar Etowah y Las Vidas Negras Importan Gadsden en Gadsden, AL para el Día del Padre

Imagen de una manifestación de Cerrar Etowah y Las Vidas Negras Importan Gadsden en Gadsden, AL para el Día del Padre. Foto de Cerrar Etowah.

Hace unas semanas, Etowah confirmó sus primeros casos positivos de detenidxs de ICE con COVID, y sabemos que hay un brote en curso en el lado de la cárcel también. En una petición al público, personas actualmente detenidas hacen la conexión entre la detención, la brutalidad policial y la violencia estatal en su declaración escrita:

“ ‘¡NO PUEDO RESPIRAR!’ fue lo que gritó George Floyd cuando el policía mantuvo su rodilla en su cuello mientras George Floyd estaba indefenso y rogaba por su querida vida.

‘¡NO PUEDO RESPIRAR!’ gritamos todxs lxs detenidxs de ICE aquí en el Centro de Detención del Condado de Etowah en la Unidad 9, ya que también nos sentimos indefensxs y suplicamos por nuestras queridas vidas. La policía está manteniendo su rodilla en nuestros cuellos al obligarnos a vivir en un espacio cerrado ocupado por más de 110 detenidxs.

Todxs en esta unidad han estado enfermxs por una semana ya y, a partir de hoy, toda la unidad está en cuarentena para personas que entran y salen.

Esta detención civil se ha convertido en una sentencia de muerte.”

La respuesta estatal a las protestas de Las Vidas Negras Importan resaltan aún más estas conexiones. El 31 de mayo, CBP anunció que iba a desplegar oficiales para ser utilizados contra lxs manifestantes y envió un dron Predador sobre la ciudad de Minneapolis. En Portland, estamos viendo el uso de tácticas de estilo paramilitar contra manifestantes que “reflejan décadas de violencia estadounidense en la frontera y en el extranjero,” incluyendo países como Guatemala. Esta violencia sancionada por el estado ha estado ocurriendo durante décadas contra los pueblos indígenas, negros y de color, las comunidades queer, migrantes y pobres, y el aumento en el uso de estas tácticas que estamos viendo actualmente es la respuesta gubernamental a un movimiento de masas que cuestiona el statu quo y amenaza su poder. Los momentos de crisis también son momentos de creación de movimientos, y tenemos que mantener el impulso que hemos visto crecer en los últimos meses. También es necesario, mientras llamamos a desfinanciar, abolir, y derribar los sistemas que nos están matando, que imaginemos cómo se ve la liberación, que soñemos y empecemos a construir y crear nuevas formas de existir en el mundo y relacionarnos entre nosotrxs.

Estar involucrada en la campaña de #LiberarATodxs mientras exigimos #NoMásImpunidad y #JusticiaParaGeorgeFloyd me ha hecho tener que pensar críticamente sobre qué estamos pidiendo. Porque, ¿no es contradictorio exigir que las personas sean arrestadas, juzgadas y procesadas por cometer actos de violencia estatal con el llamado al abolicionismo? He estado lidiando con esta pregunta por meses, y todo lo que puedo decir es que es complicado! Hemos construido el mundo en torno a binarios fijos, sobre la idea de lo correcto y lo incorrecto. Esto no nos permite el espacio para tener conversaciones sobre las cosas de las que no estamos segurxs, que no son fáciles de calificar, de las que tenemos miedo de hablar porque entonces tenemos que admitir que todavía no hemos resuelto muchos de estos temas y en el proceso de intentarlo, cometemos errores!

En Más allá de la supervivencia: Estrategias e historias del movimiento de justicia transformativa, uno de los capítulos explora el proyecto colaborativo de arte y redes sociales de E.M./Elana Eisen-Markowitz y Rachel Schragis, llamado Vent Diagrams (Diagramas de Venn/de Soltar), como una forma de interactuar con la complejidad. Definen un Vent Diagram como “un diagrama de la superposición de dos afirmaciones que parecen ser verdaderas y parecen ser contradictorias. No etiquetamos el medio superpuesto a propósito. . . . Un buen diagrama resalta una tensión para la que no tenemos el lenguaje porque esa superposición no binaria realmente no es parte de nuestro discurso público (todavía). Al diseñar estas tensiones como diagramas no etiquetados, podemos a) confrontar activamente el pensamiento binario y b) imaginar lo que realmente hay en la superposición cada vez que vemos y sentimos la complejidad.” Aquí les muestro mi Vent Diagram de los últimos meses:

Imagen de un “vent diagram.” Un lado dice: “No quiero que el castigo sea la forma en que encontramos justicia, más bien, quiero que las personas responsables de perpetuar la violencia tengan el amor y el apoyo comunitario necesario para sanar y transformar para que todxs podamos ser liberadxs.” El otro lado dice: “Quiero que las personas responsables de perpetuar la violencia dejen de vivir en la impunidad, enfrenten la justicia, que los sistemas dejen de protegerlas y que sean castigadas por el daño que han causado a otrxs.”

Imagen de un “vent diagram.” Un lado dice: “No quiero que el castigo sea la forma en que encontramos justicia, más bien, quiero que las personas responsables de perpetuar la violencia tengan el amor y el apoyo comunitario necesario para sanar y transformar para que todxs podamos ser liberadxs.” El otro lado dice: “Quiero que las personas responsables de perpetuar la violencia dejen de vivir en la impunidad, enfrenten la justicia, que los sistemas dejen de protegerlas y que sean castigadas por el daño que han causado a otrxs.”

Para mí, ambas afirmaciones se sienten verdaderas, y el proceso necesita ser navegar el espacio donde las dos se superponen. Yo si creo en apoyar las demandas de lxs sobrevivientes, lo cual significa que quiero que todos los ex-militares en el caso CREOMPAZ y otros casos de justicia transicional sean juzgados y condenados, que vayan a la prisión, que Guatemala se enfrente con la realidad del genocidio que fue cometido durante el CAI. Quiero que las personas responsables rindan cuentas por los asesinatos de George Floyd, Ahmaud Arbery, Breonna Taylor, Tony McDade y muchísimxs otrxs.

A la vez, quiero imaginar un futuro en el que no haya más prisiones, cárceles o centros de detención porque hemos visto una y otra vez que solo crean más daño. Quiero vivir en un mundo donde la justicia no esté arraigada en el castigo sino en la sanación. Un mundo que se dirige a este proceso a través de un enfoque de justicia transformadora “a la violencia … [que] busca la seguridad y responsabilidad sin depender de la alienación, el castigo o la violencia estatal o sistémica, inclusive el encarcelamiento o la vigilancia.” Un mundo donde, en las palabras de la escritora Kai Cheng Thom, “resistimos colectivamente la cultura de la descartabilidad que dice que las personas que han hecho daño ya no son personas, que son ‘basura,’ que deben ser ‘canceladas.’ Mientras las consecuencias de un comportamiento dañino son un resultado necesario de la responsabilidad, esas consecuencias no deben incluir acciones que en sí mismas sean abusivas.”

Todavía estoy aprendiendo, creciendo, descubriendo en qué sí y en qué no creo. Esa es una de las cosas más emocionantes para mí–saber que todavía hay mucho más que aprender, que puedo seguir evolucionando hacia la compasión y el amor. Aquí voy a incluir algunos recursos que a mí me han sido útiles para la autoeducación y también unas sugerencias para tomar acción con respecto a las cosas que discutí en esta carta. Gracias a todxs por leer y por mostrarme amor y apoyo en las distintas etapas de mi vida.

Con amor y gratitud,

Nico//Nicole

(ella)

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  • On Listening” del How to Survive the End of the World podcast

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