Querides amigues, familia y compas,
¡Me alegra mucho volver a escribirles durante esta temporada de Leo! Estos últimos meses han estado llenos de energía caótica y cambios para mi, tanto en formas hermosas como desafiantes. Cuando las cosas se sienten un poco abrumadoras, salgo al patio y miro nuestro pequeño jardín de hierbas y flores, creciendo día a día, y eso me ayuda a regresar al presente.
Esta carta se trata sobre las conexiones entre la violencia estatal y las luchas populares en Palestina y Guatemala. Quiero darles una advertencia de contenido por menciones de genocidio, limpieza étnica y desaparición forzada. Si continúan leyendo, hagan lo necesario para cuidarse. <3
Recientemente, me uní a un grupo de estudio coordinado y facilitado por el K’é Infoshop y el Colectivo de la Hormiga Roja. Este grupo de estudio se enfoca en la lucha en Palestina y cómo se conecta con las luchas globales contra el imperialismo, el colonialismo, el racismo, el antisemitismo, el sexismo y más. Cuanto más avanzamos en nuestro currículo, más claramente veo cómo la lucha palestina por la liberación está interconectada con las luchas de las personas que acompañamos en Guatemala por la justicia transicional, la recuperación de la memoria histórica y contra los megaproyectos.
Antes de continuar, tenemos que definir algunos términos/conceptos que voy a usar.
El imperialismo: “el proceso implacable de competencia y conflicto entre las clases capitalistas del mundo de diferentes estados, que compiten por la dominación y explotación de la gente, la riqueza y los recursos del mundo” (Palestina: Una introducción socialista, 15).
El sionismo: una “ideología política en la raíz del proyecto colonial de colonos de Israel” (Palestina: Una introducción socialista, 17).
Colonialismo de colonos: una “’estructura, no un evento’ [que] opera a través de una ‘lógica de eliminación’ que busca borrar la presencia indígena en un territorio específico. . . El colonialismo de colonos ‘destruye para reemplazar’. La invasión de la tierra indígena busca borrar permanentemente la presencia indígena en la tierra, para reemplazarla con la nueva sociedad de colonos”(“Violencia sexual, cuerpos de mujeres y colonialismo de colonos israelíes”).
Israel es un estado imperialista colonial de colonos que fue creado mediante la ocupación y la limpieza étnica del pueblo palestino durante la Nakba. La Nakba comenzó en 1948 cuando grupos de colonos militantes llevaron a cabo redadas, masacres y campañas de despoblación en toda Palestina bajo las órdenes de los líderes sionistas. Israel ha intentado a borrar sistemáticamente la memoria de la Nakba desde entonces mediante la censura de los libros de texto y la criminalización de las conmemoraciones.
En efecto, “A les palestines se les ha robado el derecho a narrar su propio pasado” porque, “para que Israel se pudiera establecer, necesitaba borrar la identidad de la población indígena. Para la formación de una identidad, se debe basar en la tradición y en una noción compartida de memoria histórica”. Mirando la historia del sionismo, podemos ver claramente que es “un movimiento que se ha aliado en todos los casos y en cada momento de su historia con los poderes del imperialismo mundial; un proyecto que ha construido su propia existencia sobre la colonización de otro pueblo, el pueblo palestino, sobre la destrucción de su historia, su cultura y su tierra ”(Palestina: Una introducción socialista, 31). Con estas palabras, podemos comprender mejor la importancia de la memoria histórica en las luchas por la justicia y la liberación.
La estrategia de supresión también es algo a lo que he sido testiga una y otra vez en Guatemala. Caminando por la 6a avenida en la Zona 1, Ciudad de Guatemala, siempre veía grafitis y empapelados en las paredes con las palabras “SI HUBO GENOCIDIO”, o “Memoria, Verdad, y Justicia”, muchas veces acompañadas de fotografías de personas que fueron asesinadas o desaparecidas por el estado guatemalteco durante el Conflicto Armado Interno (CAI).
Sin embargo, todavía hay muchas personas, incluso políticos de alto perfil, que continúan negando que hubo genocidio. Una de las varias estrategias de resistencia que he visto a las personas que acompañamos usar es la recuperación de la memoria histórica de las atrocidades que ocurrieron, a través de las conmemoraciones, testimonios e historias orales, y exposiciones como la Casa de la Memoria que ahora puedes recorrer completamente virtualmente.
El estado también intenta borrar la indigenidad como estrategia para implementar megaproyectos en nombre del capitalismo y el imperialismo. Un ejemplo claro de esto es el caso de la mina Escobal, la segunda mina de plata más grande en América Latina. El pueblo indígena Xinka ha estado en resistencia contra la mina durante la última década y actualmente se encuentra en las etapas iniciales de una consulta comunitaria ordenada por un tribunal en virtud del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que establece que las comunidades indígenas tienen el derecho al consentimiento libre, previa, e informada en cuanto al uso de sus tierras.
Sin embargo, el estado y la empresa intentaron repetidamente negar la presencia de comunidades indígenas en la región alrededor de la mina, utilizando la estrategia de supresión como una forma de evitar consultar a la comunidad como lo exige el Convenio 169. En las palabras del Coordinador de la Comisión Diocesana en Defensa de la Naturaleza (CODIDENA), una de las organizaciones que acompañamos, “El Pueblo Xinka históricamente ha sido invisibilizado por el Estado de Guatemala. Hoy, no nos sorprende que una empresa extranjera como Tahoe [el anterior dueño de la mina] esté usando los mismos mecanismos discriminatorios para negar nuestra existencia en el área y proteger su inversión. Esta es la historia que se repite con el mismo objetivo de siempre: desplazar a nuestras comunidades. ¿Quiénes son para decidir quién soy y violar mi derecho a la autodeterminación? Ese es mi derecho”.
A través de la organización comunitaria rigurosa, el pueblo Xinka ha podido combatir esta campaña de invisibilización, reivindicando su identidad indígena Xinka. Puedes aprender más sobre la resistencia Xinka mirando este evento que ayudamos a organizar junto con les Estudiantes de Oberlin en Solidaridad con Guatemala (OSSGUA) y el Parlamento Xinka, otra organización que acompañamos.
Además, la violencia de estados imperialistas no es aislada, sino que está profundamente entrelazada tras todo el mundo. Por ejemplo, en los años 80, durante la cumbre del Conflicto Armado Interno y el genocidio en Guatemala, Israel proporcionó fondos y armas al ejército guatemalteco, lo cual hizo que Israel sea cómplice en el genocidio de los pueblos Mayas. Además, la agencia de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE), que tiene una larga historia de abusos a los derechos humanos contra guatemalteques indígenas y otras personas que buscan refugio, envía agentes cada año para capacitaciones en Israel a través de talleres conjuntos. ICE también utiliza la tecnología de vigilancia israelí para “capturar y detener a inmigrantes y refugiades que cruzan la frontera entre Estados Unidos y México [que está] probada en palestines bajo ocupación” (Palestina: Una introducción socialista, 53).
Los estados imperialistas están bien organizados y saben cómo coordinarse entre sí para mantener su poder. Tenemos que estar tan bien organizades como aquellos si queremos ver un mundo diferente. El internacionalismo es un camino para seguir adelante, tras el entendimiento de que las luchas para la liberación no son aisladas, sino interconectadas y, por lo tanto, requieren la organización transterritorial. La liberación es un proceso, y en cualquier proceso, debemos comenzar a pequeña escala y continuar construyendo fuera. Edúcate tu misme; comunícate con tus amigues, familiares y compañeres y comienza a tener conversaciones difíciles; analiza y cuestiona las formas en las que has sido socializade; construye relaciones llenas de amor que permitan el crecimiento y la exploración; encuentra formas de organizarte a nivel local, nacional e internacional. Y recuerda: siempre has sido y siempre serás suficiente.
Con amor y gratitud,
Nico Estrada
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