Graham Hunt

El 24 de septiembre se celebró en el Archivo Histórico de la Policía Nacional -AHPN- el segundo de una serie de festivales muralísticos realizándose a lo largo del 2011, contando con la participación de diversos colectivos de artistas incluyendo Pie de Lana, el Colectivo del Clavel Rojo, Fe y Esperanza, así como trabajadores y familiares de trabajadores del Archivo.  La riqueza documental que hoy custodia el equipo de la AHPN concerniente al actuar de uno de los cuerpos más represivos operantes durante la guerra civil de Guatmala salió a la luz en julio del 2005, cuando el estallido de un artefacto explosivo en una instalación militar en las afueras de la capital llevó a un equipo de defensores de derechos humanos a realizar una investigación en otras instalaciones pertenecientes a la seguridad pública, con el fin de averiguar si existían riesgos similares.  Ingresados en un edificio de un complejo de la Policía Nacional Civil, en la Zona 6 de la Ciudad de Guatemala, dieron con millones de documentes referentes al quehacer interno de la antigua Policía Nacional, cuerpo disuelto con la firma de los acuerdos de paz, al final de la guerra civil de Guatemala.  Desde el 2006, en un esfuerzo apoyado por los gobiernos de distintos países europeos, trabaja incansablemente un equipo de personas entregadas a la preservación y puesta a servicio de la sociedad guatemalteca de la información hallada.  Para más información, visite la página oficial del AHPN.  Asimismo, para mayor contexto, acuda a la página web del filme de largometraje La Isla, por el cineasta Uli Stetzner.  Un documental de cortometraje hecho por la televisión pública en Estados Unidos puede verse aquí.

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En una conferencia de prensa, el Coordinador Nacional del AHPN, Gustavo Meoño, dio a conocer de los avances habidos a lo largo de seis años de trabajo archivístico realizado por el equipo de 150 personas que laboran en el Archivo, tanto preservando, digitalizando y sistematizando la documentación que contiene como respondiendo a solicitudes de acceso a la misma.  Manifestó que el AHPN alberga ocho kilómetros lineales de documentos comprendidos por unos 80 millones de folios, que abarcan desde el año 1881 hasta el 1997, año de la disolución de la antigua Policía Nacional.  De los 80 millones de documentos, explicó Meaño que 20 millones han sido procesados, 13 millones de ellos habiendo pasado ya a la digitalización, etapa definitiva del proceso archivístico.

Gustavo Meoño, Coordinador Nacional del Archivo Histórico de la Policía Nacional.  Hablando del rango de documentos en el cual el equipo del AHPN ha puesto su enfoque, refirió que “. . . fue necesario adoptar el criterio de prioridad que se deriva de las conclusiones tanto del informe del REMHI, que encabezó Monseñor Gerardi, como del Informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, que establecen que ese período de 11 años de 1975 a 1985 fueron los años más terribles del terrorismo del estado, del genocidio, de la represión, de las violaciones a los derechos humanos que se cometieron en Guatemala”.  Por esta razón, todos los documentos digitalizados hasta la fecha corresponden al período referido.
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Precisó Meoño que tanto los 20 millones de documentos intervenidos como los 13 millones digitalizados hasta la fecha corresponden al período 1975-1985, época durante la cual, de acuerdo a los informes de la Recuperación de la Memoria Histórica -REMHI- y la Comisión de Esclarecimiento Histórico -CEH-, fueron cometidos la mayoría de los abusos contra los derechos humanos perpetrados a lo largo del conflicto armado interno de Guatemala.  Lo más fundamental de la digitalización los 13 millones de documentos referidos, afirmó, es que con ello todos los mismos han sido puestos a la disposición del público.  Asimismo, informó que hasta el 15 de septiembre, 2011, la Unidad de Acceso a la Información del Archivo ha respondido 5,801 requerimientos de información, entregando un total de 82,705 documentos integrados por 281,421 páginas de información.  “Es sin duda la unidad de acceso a la información que mayor cantidad de solicitudes ha atendido, y que sobre todo mayor cantidad de información ha podido brindar”, afirmó.

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En referencia a las partes que requieren la información, observó Meoño que “Los usuarios de este archivo son, en primer lugar, familiares de víctimas de violaciones a los derechos humanos, víctimas sobrevivientes, que se acercan en búsqueda de información sobre sus seres queridos, sobre si mismos–muchísimos casos ligados a la desaparición forzada de las personas.  Por esto constituye para nosotros una responsabilidad muy grande.  Constituye también un estímulo permanente para hacer cada día un trabajo más eficiente, un trabajo más eficaz, pero sobre todo un trabajo más profesional”.

Fruto de una colaboración con el Museo de la Palabra y la Imagen y el Centro Pastoral Monseñor Romero, ambos de El Salvador, así como grupos afines en Guatemala, en el AHPN se inauguró una exposición reuniendo fotos y afiches que conmemoran la vida y el martirio tanto de Monseñor Juan Gerardi, asesinado el 26 de abril, 1998, dos días después de presentar el informe ¡Guatemala Nunca Más!, así como de Monseñor Óscar Romero, asesinado por un escuadrón de la muerte en San Salvador el 24 de marzo, 1980.  También se incluyó material conmemorando a los seis sacerdotes jesuitas, su ama de llaves y su hija asesinados el 16 de noviembre, 1989, a manos de las fuerzas armadas de El Salvador.
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Indicó Meoño que el ente que mas requerimientos ha hecho es el Ministerio Público -MP-, y dio a conocer que a partir de mayo del año en curso está instalada y operante una unidad del MP que trabaja de forma permanente en el empeño del análisis archivístico en apoyo a distintos casos judiciales que se llevan por crímenes contra los derechos humanos cometidos durante el conflicto armado en Guatemala.  Subrayó de manera especial que a lo largo de los seis años de operación del Archivo Histórico, se ha llegado a comprender la importancia fundamental que tiene no solamente el proveer acceso a la información que contiene, sino también aportar el análisis archivístico que corresponde.  “La experiencia nos demostró que no basta con dar acceso a la información, no basta con brindar los documentos”, refirió.  “Porque la lógica de la investigación archivística es otra.  Es diferente—incluso, tuvimos algunas experiencias donde los fiscales o los querellantes, los abogados no veían la importancia y la utilidad de los documentos.  Y entonces tuvimos que dar un paso muy importante, también brindando el servicio del análisis archivístico.  Entonces, hemos desarrollado un equipo para el análisis archivístico.  Y eso llevó también a pasar a algo fundamental que es el peritaje archivístico, la pericia técnica necesaria en los procesos judiciales”.

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Como ejemplo de ello, Meoño destacó la importancia del análisis archivístico en el caso judicial que se lleva en busca de justicia por la desaparición forzada de Edgar Fernando García.  En el caso referido, fue con la coincidencia entre dos documentos hallados en el Archivo Histórico que se logró establecer la autoría material de agentes policiacos en la desaparición de García, así como conocer la cadena de mando involucrada.  En un primer documento, se ofició la condecoración de cuatro agentes del Cuarto Cuerpo de la Policía Nacional por la aprehensión de dos “terroristas” en un operativo ejectutado a las 11 AM del 18 de febrero de 1980 en las cercanías del Mercado El Guarda, de la ciudad capital.  Dicho oficio no hizo referencia explícita a Fernando García.  El segundo documento, sin embargo, un recurso de exhibición personal interpuesto por la madre y la esposa del desaparecido, Emilia García y Nineth Montenegro, respectivamente, exhibió una coincidencia exacta con el primero.  En él, explicó Meoño, “. . . ellas denunciaban que Edgar Fernando García había sido capturado por elementos de la Policía Nacional el 18 de febrero a las 11 de la mañana a inmediaciones del mercado de El Guarda.  Entonces, hasta parecía que
[las autoridades policiacas] habían sacado la información—para proponer que los condecoraran— habían casi como copiado.  Entonces, esos dos documentos, con el sello de recibido del Cuarto Cuerpo, resultaron fundamentales”.

Julio Solórzano Foppa, cineasta director de la Asociación Arte y Cultura para el Desarrollo -ACUDE-.
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En la conferencia de prensa, Julio Solórzano Foppa, hijo de la poeta Alaída Foppa, detenida y desaparecida en diciembre de 1980, hizo referencia al significado de la estructura física en la cual se desarrollan las labores del equipo archivístico del AHPN, estructura la cual fue ocupada por la misma Policía Nacional durante los años más cruentos de la guerra.  “[E]n este lugar donde estuvo alojado el Sexto Cuerpo de la Policía—aquí se cometieron torturas, desapariciones, violaciones de mujeres, con el objeto de obtener información, etcétera.  Éste funcionó como un centro de represión”, enfatizó. 
Con una celebración ecuménica se rindió homenaje a los detenidos-desaparecidos que fueron a parar a La Isla, una cárcel clandestina operada por el Sexto Cuerpo de la ahora extinta Policía Nacional, que a principios de los años 80 tuvo sus instalaciones en el mismo edificio que alberga el AHPN.  También se conmemoró a todos los 45,00 desaparecidos a lo largo de Guatemala durante toda la guerra civil.
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Solórzano Foppa reflexionó sobre la inspiración que anima la labor del Archivo Histórico, declarando que “queremos saber qué sucedió, y queremos saberlo no nada más por relatos personales o por testimonios, sino por documentos.  Que este conocimiento de la verdad—que es la manera como se construye la memoria—nos sirva para que el país pueda asimilar lo que sucedió, para que se empiece—como estaba planteado en las recomendaciones de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico—que se empiece a educar a nuestros niños sin temor a decir: ‘en este país sucedieron estas tragedias’.  Nosotros tenemos que aprender a vivir con lo que ha sucedido en este país, entre otras cosas, para hacer justicia, pero también para que estos hechos no vuelvan a repetirse nunca jamás.  Se tiene que entender que esto no debe de repetirse, pero también, en un proceso que nos ayude a entender que la violencia y la impunidad con la que vivimos hoy en Guatemala tienen también un origen en esa violencia y en esa impunidad de esos momentos.”

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Indicó Solórzano Foppa que los murales pintándose en las instalaciones del AHPN se inspiran en dos temas fundamentales: la memoria y la esperanza. “Vamos a contar qué pasó, o cómo vemos lo qué pasó, pero también vamos a contar qué país queremos: cómo concebimos un país sin violencia, un país en que no vuelvan a repetirse los acontecimientos que llevaron a esta terrible situación, en donde, según el REMHI y la Comisión de Esclarecimiento Histórico, hay un número terrible de 200,000 víctimas, de las cuales 45,000 desaparecidos”.
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