Mientras que los EEUU promueva el Plan Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte – asignando $750 millones sólo en este año fiscal – NISGUA se entrevistó a Fernando Solis, editor y analista político para El Observador, para obtener su punto de vista sobre el Plan, sus objetivos y quienes serán más afectados. Como una revista de economía política, El Observador se ha publicado informes de profundidad por más de 15 años sobre los temas que más afecta a Guatemala, la región y el mundo. Para acceder a sus artículos, haga clic aquí.

¿Cuales son los objetivos verdaderos detrás del Plan Alianza para la Prosperidad?

La Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte es un plan que es presentado como un plan anti-inmigración y que plantea contenerla sobre la base del fomento del crecimiento económico y la competitividad [en Honduras, El Salvador y Guatemala] con la profundización del modelo de las mega inversiones de corte neoliberal en los ejes que constituyen el soporte fundamental de la acumulación capitalista que tiene lugar, esto es: los megaproyectos, la industrias extractivas y los nuevos monocultivos que generan las materias primas para el mercado mundial globalizado.

Por ello el Plan de la Alianza se amarra y encaja con el [plan de desarrollo guatemalteco] Plan Katun 2032 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible [de la ONU], ya que ambos planes también se basan en los fundamental con el modelo de acumulación.

Esa es la primera parte.

La segunda base fundamental del Plan de la Alianza es que las mega-inversiones en los ejes ya descritos antes, tanto estadounidenses como de sus principales aliados europeos, mexicanos y sur americanos, necesitan seguridad entendida en dos vertientes: la seguridad propiamente dicha, militar y a partir del fortalecimiento de los aparatos de seguridad de los Estados, la policía, etc.

La otra vertiente es que las mega-inversiones y los circuitos de negocios que generan, necesitan un clima de negocios basado en “la gobernabilidad”, la cual se ve amenazada con el crecimiento de las estructuras de crimen organizado en sus diferentes niveles: tratas y tráficos de distinto tipo, pues se han creado redes mafia; la narcoactividad; corrupción y negocios “ilegales o ilícitos”, esto es contrabando y las dinámicas informales que generan, entre otros.

Estas operaciones hacen mas porosos los Estados y los fragilizan, haciendo que los gobiernos pierdan el control, máxime cuando los Estados ahora son estas estructuras de crimen, además que compiten con los negocios “legales” no sólo en términos de costos, impuestos, etc.

¿Quienes se verán más afectados por el Plan?

Los Estados Unidos no pretende terminar con la inmigración y las estructuras de crimen ya descritas, sino lo que persigue es controlarlas, y tampoco frenará la inmigración ni terminará con ella. No es ese el objetivo fundamental, ese es el discurso. Sino controlar los países como eslabones de una cadena de acumulación y de poder global y, ciertamente como bien se apunta, este modelo de acumulación y de seguridad concretado en la Alianza, profundizará y dinamizará más el fenómeno.

Por eso es que Estados Unidos no sólo apoyando a los gobiernos en términos de política de seguridad y de ataque a la corrupción, sino que también está movilizando contingentes para asegurar esa seguridad. Es por eso que ya dijo que su frontera se corrió hacia el Triangulo Norte, y el Plan de la Alianza se amarra entonces con el Plan Frontera Sur que fue lanzado en México hace dos años, que en realidad es un plan militar de seguridad y antinarcotráfico y anti-redes.

Finalmente, los principales afectados son los de siempre: los migrantes, los trabajadores y trabajadoras, las comunidades impactadas por las mega-inversiones. etc.